martes, 20 de enero de 2009

La triste historia del calentador polvoriento

Ponle música, que suena hasta divertido:
  • Ya es media nocheeee
  • y me acabo de cargaaaaaar
  • el calentadoooor,
  • la que se va a liaaaaar (bueno, ya se ha liado)
  • .
  • Por intertar haceeeer
  • una noble accióoooon:
  • limpiar el polvo de dentroooo,
  • ése obstructoooor.
  • .
  • La mitad de los tornillos quité,
  • la otra mitad quedaba,
  • y no había quien encontrara
  • la llave que los aflojara.
  • .
  • Al intentar encajar
  • la mitad que desatornillé
  • para volver al estado inicial
  • nada solucionéeeee
  • .
  • Algo había cambiado dentro
  • no sé cómo ni por qué
  • peno el calentadoooor
  • no volvía a su seeeeer
  • .
  • Y aquí acaba la historiaaa
  • del pobre calentador,
  • que por absorber el polvo
  • mal futuro se labróooooo
  • .
  • FIN
  • (Espero poder seguir contando más historias de mi pobre calentador, con final feliz)

1 comentario:

Maika dijo...

Como diría mi padre (no lo odies por esto...) "Manolete, sino sabes torear para que te metes????"
En fin que tu calentador funcionaria mejor si le tocan manos expertas jajaja